DARWINISMO ; Una teoria impresentable apoyada por la elite globalista


Las excusas, que no argumentos, son de lo más variopinto:

  • la
    explosión cámbrica, es engañosa, un artefacto producido por la
    fosilización por primera vez de partes duras, esqueletos. Esto es falso,
    gran parte de los animales de la explosión son de cuerpo blando, así
    como la fauna de ediacara.
  • Aparición de predadores.
  • Aumento del nivel de oxigeno en la atmósfera.
  • Glaciación anterior al Cámbrico.



La
lógica difusa del darwinismo, es para mí un misterio. Pero alegar que
la explosión del Cámbrico, contraria a todas sus predicciones previas,
se explica, por ejemplo, por el aumento del nivel de oxigeno en la
atmósfera, como si el oxigeno trajera a los animales, es una burla a la
inteligencia.



Cualquier teoría científica que hubiese tenido una
refutación empírica tan contundente como ha tenido el darwinismo,
hubiese sido abandonada, pero el darwinismo tiene la gran ventaja de ser
invulnerable, cualquier dato, y su contrario, encaja en la teoría que
tiene que ser cierta por principio.



DARWINISMO EN LA EDUCACION: 


LOMCE de Wertgüenza 

Es una ley que introduce en el sistema educativo la competitividad darwinista donde sobrevive el más fuerte y que mejor se adapta al sistema que se exige. Esta reforma busca someter los centros educativos a las exigencias del mercado, especialmente a la competitividad, estableciendo pruebas externas a nivel nacional, para ofrecer una clasificación de colegios según sus resultados en rankings públicos donde se ordenarán, como si de una liga de fútbol se tratara, en centros con buenos, regulares o malos resultados. Así los centros educativos tendrán que aprender a competir entre ellos, anunciando en el mercado de consumo su especialización y sus logros en los rankings que se publicitarán. Con el fin de que los “clientes” puedan comparar y elegir aquél que más ventajas competitivas les aporte a sus hijos e hijas en el futuro mercado laboral.


La ley liga la propuesta de autonomía escolar a esta especialización competitiva de los centros y a los resultados académicos en función de los cuales llegarán recursos diferenciados. Se contempla así en la ley un nuevo tipo de centros con un proyecto educativo “de calidad”, basada obligatoriamente en criterios competitivos, que determinará su especialización y que serán evaluados en relación a sus resultados académicos. Sus recursos estarán condicionados por esos mismos resultados. Es el llamado “pago por resultados” propio del mundo empresarial. Se trata de aplicar refuerzos e incentivos a los centros, no ya en función de las necesidades de su alumnado, sino de acuerdo con el puesto en el ranking. Se les aplica así a los centros el denominado “efecto mateo”, aludiendo a la parábola de los talentos en el evangelio: aquellos centros que tienen se le dará más financiación y tendrán en abundancia, pero a los que no tienen, se les quitará aun lo que tienen. Es la ley del mercado. Aquellos “productos” más demandados son a los que tenemos que reforzar. Esta competitividad desembocará en una selección del mejor alumnado por parte de los centros educativos, para demostrar que los recursos han sido utilizados de forma eficiente.


Lógicamente, en este mercado competitivo las escuelas se harán más selectivas, tendiendo a rechazar al alumnado que presenta mayores dificultades y que pueda hacer descender su posición en el ranking de centros. Impulsa así una competencia y lucha darwinista entre centros, con recursos y medios cada vez más escasos, de consecuencias imprevisibles para la equidad del sistema. Los centros reaccionarán buscando la forma de estar en la parte más alta posible del ranking, dedicando el tiempo escolar de forma eficiente a preparar las reválidas para que los resultados del alumnado les permita estar en primera división, no sea que las familias ya no les elijan y la financiación se recorte. Ya no se tratará de qué puede hacer el centro escolar por el alumno o alumna que entre en él, sino qué puede hacer el alumno o alumna por el centro escolar para que suba y no baje en el ranking.


Es una ley que convierte la educación en una carrera de obstáculos. Enmarcado en una concepción de la educación dirigida fundamentalmente a la acumulación de conocimientos académicos por parte del alumnado, el modelo de evaluación que contempla la LOMCE pivota sobre la profusión de pruebas individualizadas externas, en 2º o 3º y 6º de primaria, y de reválidas al final de etapa, en 4º de la ESO y 2º de Bachillerato.


Toda esta profusión de pruebas y reválidas afectará al alumnado. Los exámenes de primaria son pruebas que afectan al expediente del alumnado (clasificándolo). Pero especialmente graves serán los efectos académicos de las reválidas de Secundaria para todo el alumnado, pues abren o cierran la posibilidad de continuar estudiando y sacar el título correspondiente. Quienes no aprueben serán expulsados del sistema educativo invalidando el trabajo hecho en años de escolarización.


Apuesta así por un modelo de enseñanza basado en la presión del examen, frente a un modelo educativo más centrado en las necesidades y motivaciones del alumnado. Es lo que el PP entiende por “cultura del esfuerzo” y “carrera meritocrática”. En vez de buscar estrategias y formas de motivar y entusiasmar al alumnado por el conocimiento y el aprendizaje, se concibe la educación como un camino de penitencia y sufrimiento, trufado de pruebas y exámenes continuos, que convierte la educación en un auténtico viacrucis recuperando el espíritu franquista de la “letra con sangre entra”, en el que las condiciones culturales y socioeconómicas familiares van a ser determinantes del éxito escolar.


Estas reválidas no son pruebas para conocer el estado o situación del sistema, no buscan luchar contra el fracaso sino más bien certificarlo, sirviéndose de él para expulsar del sistema educativo de forma prematura a una buena parte de los que han sido incluidos en los últimos treinta años.

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de León y Coordinador del Área Federal de Educación de IU


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diciembre de 2009




Desde Anaximandro de Halicarnaso, seis siglos a.C., hasta Juan
Bautista Lamarck, en el siglo XVIII, ya se había pensado en un proceso
evolutivo, pero sólo Lamarck había propuesto un mecanismo biológico para
explicarlo, que para él era la herencia de caracteres adquiridos por
adaptación a los cambios del medio.



Todavía se enseña a los niños que en alguna parte de África las
selvas se transformaron en sabanas y los monos tuvieron que adaptarse al
medio, acomodando sus manos inferiores al suelo –ya no al ramaje–.



Se vieron obligados a erguir la columna vertebral y caminar en
postura erecta, lo cual a su vez obligó a las neuronas a multiplicarse
por la necesidad de vivir en mayor alerta. Así debieron abombar la
calota y perder las crestas craneales, modificar el foramen mágnum en
ángulo recto y no agudo, para ensamblar con las vértebras cervicales, y
de una manera más rara todavía, tuvieron que modificar el coito dorsal
en frontal, para poder reproducirse.



Pero esto es anticientífico, pues las adaptaciones somáticas de
una generación no pasan nunca información a los códigos genéticos que
permanecen inmutables, a menos que sean desprogramados por
radioactividad o agentes capaces de penetrar el núcleo de la célula para
alterar su información.



En cambio, el mecanismo propuesto por Darwin, o sea, la selección
natural, es operable perfectamente para explicar modificaciones o
acentuaciones del caudal genético dentro de una misma especie, pero
jamás podría explicar el paso de una especie a otra.



A principios del siglo XX, Thomas Hunt Morgan y Hugo de Vries
estudiaron el fenómeno de las mutaciones con generaciones de moscas y
otros organismos, y dejaron en claro que éstas jamás incrementan o
enriquecen el caudal genético. Al aparecer, estas mutaciones sólo
producen aberraciones o monstruosidades y ninguna selección podría
partir de éstas para evolucionar en una especie.



Los neodarwinistas que han hablado de «monstruos esperanzadores» o
de «equilibrios punteados» de mutaciones al azar, inventan mitos de
ciencia-ficción, pero la biología experimental no puede apoyarlos.



Un pez tiene dos cámaras en su corazón, un batracio tres; un pez
recibe el sonido a través de su piel y un batracio tiene tímpano; el pez
tiene lengua fija, el batracio extensible; los peces no parpadean, los
anfibios lo hacen mediante una membrana que pasa por los ojos para
limpiarlos y que el pez no necesita.



En cuanto a la respiración, hay algunos peces pulmonados que en
el resto de su organismo nada tienen que ver con los batracios, como han
habido aves dentadas que en todo lo demás son aves normales, o
mamíferos ovíparos que en el resto de sus características son mamíferos.
Si se tratara de especies de transición ésta se daría en toda su
anatomía y fisiología y no en rasgos aislados.

Peces y anfibios ponen sus huevos en el agua y son fertilizados
externamente, en cambio, los de reptiles y aves tienen un cascarón y el
macho fertiliza a la hembra antes de poner sus huevos. Esto implica otro
tipo de órganos sexuales y otro tipo de instintos.



Además, dentro del cascarón se deben desarrollar unas membranas
especializadas: el amnios, que retiene el fluido en el cual crece el
embrión, y el alantoides, que almacena los detritus y tiene vasos
sanguíneos que recogen oxígeno del exterior y lo conducen al embrión.



Los detritus son expelidos mediante la urea en peces y anfibios y
mediante el ácido úrico en los reptiles y vuelven a ser expelidos en la
urea en mamíferos. Los reptiles entierran sus huevos, las aves
normalmente los empollan, aquí procede también una modificación de los
instintos.



Ya al llegar al paso de reptiles a aves y mamíferos, encontramos
que los reptiles tienen una temperatura variable, mientras que aves y
mamíferos tienen su propia temperatura sanguínea (son homeotermos),
hasta ahora no hay quién explique cómo puede ocasionarse un salto
biológico de esta magnitud.



El sistema respiratorio de las aves es totalmente diferente al
reptiliano y al de cualquier otro animal. Posee bolsas o sacos para la
circulación del aire unidireccionalmente de forma opuesta la circulación
de la sangre, lo que hace que el cuerpo del pájaro nunca se
sobrecaliente al volar.



¿Y quién va a explicar por selección natural el conocimiento
innato que tienen las anguilas europeas de las corrientes oceánicas para
atravesar el Atlántico, desovar en Las Bermudas, morir y lograr que sus
crías repitan la travesía y regresen a los ríos o arroyos de sus
progenitores? ¿O el conocimiento innato que tienen de las constelaciones
las aves para hacer sus migraciones durante la noche, como lo demostró
el doctor Sauer en el planetario de Bremen?



No puedo prolongar esto, pero las objeciones se multiplican en
serología comparada, en la ausencia de fósiles intermedios y en
profundos estudios de embriología comparada, pero la objeción genética
es la definitiva, al no existir mutaciones favorables que den cuenta de
cómo la selección natural pueda permitir el paso de una especie en otra.



Darwin no soñó siquiera que la biología moderna, con el
conocimiento del ADN, iba a emparentar con la informática, pues hoy
sabemos que tenemos entre 200 y 500 mil millones de células, cada una de
ellas miles de veces más compleja que los más perfectos ordenadores
fabricados por el hombre.



Sabemos también que estos organismos microscópicos y todos los
demás organismos biológicos son sistemas de complejidad irreductible, o
sea que no se pueden reducir a algo distinto o menor de lo que son:
todas las partes de un organismo biológico funcionan de tal modo y
sincrónicamente que si una no opera debidamente, se altera la función
del todo.



Un sistema de audición en que estuvieran evolucionando el
martillo, el yunque y el estribo, nunca hubiera servido de nada: o todo
el sistema trabaja perfectamente desde el principio o no funcionaría.



Los evolucionistas lucubraron que la mandíbula de múltiples
huesos del reptil se vio transformada en los huesecillos del oído del
mamífero y sólo uno quedó en el maxilar, a lo que Emile Guyenot objetó
que el pobre animal intermedio no podría masticar ni oír.



Del mismo modo, entre un reptil y un ave la transformación de
extremidades en alas dejaría en medio unas membranas que ni permitirían
volar ni correr. Si Darwin propuso que el eje de la evolución es la
supervivencia de los más aptos, todos los ineptos intermedios –de
haberlos habido– habrían dado al traste con cualquier evolución.



Por otra parte, argüir que los cambios de una especie a otra fueron de golpe y porrazo no es ciencia, es mitología.


En este 2009, Stephen C. Meyer, biólogo, geólogo, químico y
filósofo de la ciencia, acaba de publicar «ADN Signature in the cell»,
obra en la cual agota todos los argumentos materialistas que pretenden
explicar la informática del ADN como imposibles de explicarse en un
panorama de ensayo-error de la naturaleza, sino sólo como obra de un
diseño de Inteligencia Infinita.



Adiós Darwin, adiós para siempre adiós, aunque tus émulos
pretendan revivir a tu momia eternamente. Adiós ya, al finalizar este
año, para permitir que luzca la estrella de paz del Único que merece ser
recordado siempre y nos ha legado una enseñanza sin error ni falacia.




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 EVOLUCIÓN E INVOLUCIÓN
Alberto Sáenz Enríquez  



La seguridad que se tuvo durante décadas sobre la verdad de la
teoría evolucionista se desquebrajó en los últimos cuatro,  cinco o mas
lustros cuando muchas y muy altas voces del ámbito científico- que ya no
sólo religioso y educacional -empezaron a plantear serias dudas contra
la teoría, provenientes de la embriologia comparada, la genética y aún
la paleontologia y la antropologia ,muchas veces burladas ya de tiempo
atrás por evolucionistas poco escrupulosos.



Se vinieron abajo las especulaciones de Richard Goldschmidt sobre
los monstruos esperanzadores ( Mutantes al azar que dieran razón de la
transición de unas a otras especies, lo cual es un imposible genético) ,
las de Stephen Jay Gould, sobre dinosaurios emplumados progenitores de
las aves 

(descubriéndose que las supuestas plumas de estos reptiles son
excrecencias colágenas de sus cadáveres al descomponerse
),  las de Urey
y Fred Hoyle ,sobre posibles traslados de materia viva intergaláctica
en meteoritos  -sabido bien de lo imposible del ADN de sobrevivir
condiciones extremas de temperatura- las de Stanley Miller y su creación
de materia celular a partir de elementales aminoácidos sin la
desviacion optica propia de los que integran la complejísimas
proteínas…



Se pusieron al descubierto los fraudes o  los crasos errores de
considerar ancestros humanos al Neanderthal con superior capacidad
craneal a la nuestra, o a los australopitécidos , pitecantrópidos y
sinántropos inventados a base de vaciados craneales manipulados
defectuosamente, o de un érroneo examen de restos oseos de simios como
Lucy etc.



Se puso al descubierto la falsedad genealógica de restos de
proboscibios y équidos sin relación geográfica o cronológica que se
exhibieron en multitud de museos y revistas, como lo denuncíó Norman
Mac Beth  y se contó con la confesión de Niles Eldridge y del mismo
Stephen Jay Gould de que lo que lo que se descubre en la estratigrafía
paleontológica no es evolución de especies, sino un estado estacionario y
escalonado por infranqueables abismos en el tiempo
.



Otrosí la teoría evolucionista tuvo un efecto tremendo en la
conducta de un ser humano persuadido de ser descendiente de las bestias.



La música perfecta y  esplendorosa de los Bach, los Mozart y los
Handel, o la romántica y hermosísima de los Beethoven, los Chopin  y los Tchaikovsky cedió a los sonidos selváticos y bestiales de
las partituras de Stravinsky y de Stockhausen, el elegante y palaciego
vals se tornó en los ritmos animalescos del fox trot,el jazz, el
boogie-boogie, el twist , el rock, el rap…..Johann Strauss se
metamorfoseó paulatinamente en Michael Jackson…



Leonardo, Miguel Angel, Tiziano, Jacques Louis David e Ingres se
fueron transformando en el esquizofrénico Van Gogh, el ferocismo de
Matisse , los cubismos y desfiguracionismos de Picasso, Gris, Miró y
Kandinsky y en un arte que no deja de ser magnífico por ser humano, al
fin y al cabo, pero que parangona a las fieras…



Freud quiso ver en el hombre  una alimaña movida siempre por un
fondo de sexualidad brutal e incestuosa y Marx vió al arte a la religión
y a la filosofía, como simples entarimados de la base natural y
material
de la fenomenología de producción de mercancías.



Todo se volvió simiesco y hasta el culto religioso involucionó
hacia lo bestial en arquitecturas extrañas muy lejanas del gótico, el
barroco o el neoclásico, el culto a Dios ya no recibió los cantos sacros
gregorianos o las misas de gran espiritualidad de Palestrina, de Haydn o
de Bruckner, sino el adefesio de cantos de barriada, por conjuntos de
desarrapados con los cabellos erizados y su horrendo sonido de
guitarras, no al estilo señorial de un Segovia sino de la taberna y las
discos….














darwin bien
La teoría de la evolución es absurda e improbable. Sin embargo, es
absolutamente aceptada por casi todos los modernos científicos y
pensadores. Incluso forma parte de la instrucción general que reciben
los estudiantes en la enseñanza secular. Por esta razón me ha parecido
importante analizar dicha teoría así como tratar de demostrar como los
hombres “profesando ser sabios se hicieron necios”.


La evolución ha sido malinterpretada y falseada por arqueólogos y
antropólogos. O bien coaccionados no dijeron más de lo que les convenía,
o , simplemente, no se dieron cuenta de lo evidente.

Charles Darwin ha sido y sigue siendo el foco de todo un conglomerado
de críticas constructivas y destructivas por parte de la comunidad
científica internacional.

Si bien es cierto que a las grandes élites del
poder económico, político y social les ha interesado mantener la
versión primitiva del eugenista Darwin como el origen de nuestra raza (término
no acuñado por ciencias sociales y descriptivas como la antropología),
otras ramas de investigación como la paleontología y la biología se han
encargado de matizar aquellos elementos erróneos y confusos de esta
teoría.

A fin de cuentas, la teoría de Charles Darwin únicamente ha servido
para extraviar a toda la humanidad del conocimiento acerca de su
verdadero origen. Del mismo modo, se ha demostrado que el Darwinismo
social se usó como eslogan de doctrinas tan totalitarias y sangrientas
como el nazismo de Adolf Hitler.

No es nuevo ni debemos sorprendernos ante el hecho manifiesto de la
manipulación masiva de los libros de historia. Estos imparten  unos
conceptos no constadados científicamente. Unos conceptos que sólo
responden a las interpretaciones banales de unos cuantos charlatanes.
Iniciémonos en el despeje de tanta incerteza con un concepto básico:
la Teoría de la Evolución, es, directamente, una tomadura de pelo, sin
ningún fundamento científico, pues como su propio nombre indica es una
simple teoría hipotética, que además es absurda ,denigrante y del mismo
modo, fácilmente demostrable.

El “Australopithecus” se supone que es, según la teoría de
Charles Darwin, la pieza clave; el eslabón que va desde el mono al
hombre, una especie de ser mitad mono mitad hombre. En ningún momento de
la historia pasada se ha hallado ningún resto de australopithecus.

El Eslabón Perdido
sigue sin aparecer, ni aparecerá nunca, ya que es posible que el
término no se refiera a un ancestro perdido, sino a una interpretación
del por qué dejamos de ser animales.

La teoría de una evolución animal no fue ideada por Charles Darwin,
sinó que esta fue preconcebida años antes por su abuelo:Erasmus Darwin.
El abuelo de Charles fue  un personaje perteneciente a distintas logias
masónicas de categoría en Inglaterra. Además, fué el que introdujo al
joven Darwin en la idea de una supuesta evolución de las especies.
Demostrable es a su vez, la financiación que Charles recibió de grupos
masónicos y eugenistas pertenecientes a las clases más ricas de
Inglaterra

El supuesto ideólogo de dicha teoría, ha sido durante toda su vida
partidario de ideas pro eugenistas tales como la erradicación del hombre
irlandés amparándose en la interpretación que el mismo realizó tras
fijarse en modelos de comportamiento sociológico . Definía al irlandés
como un hombre basto, alcoholizado y violento. Por el contrario, definió
al escocés como un hombre sereno, apacible y amable.

La propia mujer de Darwin, Emma Wedgwood, se mantuvo firme en su creencia cristiana y repudió durante toda su vida la teoría de su entonces marido.

Los ingresos que obtuvo Darwin por la venda de su teoría fueron de
unos 15.500.000 euros aproximadamente. Sin lugar a dudas se trata de una
cifra astronómica obtenida mediante el engaño.

La teoría de la evolución ha presentado en sus argumentos un seguido
de eslabones pertenecientes, supuestamente, a la cadena evolutiva. Tales
especímenes son:

El  homo heidelbergensis: este fue hallado en
Alemania y fué datado con una antigüedad de 3 millones de años. Resultó
ser una estafa, el maxilar hallado resultó ser de un hombre normal.

El Zinjanthropus.  Louis B. Leakey anunció el hallazgo de los
restos de un hombre primitivo en África en el años 1959, datado en 1
millón de años. En 1972, el propio descubridor admitió el fraude de su
descubrimiento.

El hombre de Piltdown: este fue catalogado por parte de toda
la comunidad científica como el famoso eslabón perdido durante un
periodo de más de 40 años. El hallazgo sucedió en Piltdown, Inglaterra,
en el año 1912. Se estimó una antigüedad equivalente a 500 años.

Sin embargo, nos encontramos ante otro fraude manifiesto dado que la
mandíbula hallada resultó pertenecer a un orangután. En 1953 los
científicos John Winer y Samuel Oakley examinaron los restos de Piltdown
y descubrieron el fraude. Además, el cráneo pertenecía a un hombre
moderno.

El hombre de Pekín: no podemos constatar la veracidad de dicha
especie ya que en la segunda guerra mundial los restos que fueron
previamente hallados en 1920 en China, cerca de la gran ciudad de Pekín,
fueron robados. El año del descubrimiento se encontraron restos varios,
cráneos de mono y los restos de fuegos, al parecer, todos de carácter
doméstico.

El hombre mono de Java fue un descubrimiento realizado por el
evolucionista Eugene Dubois en 1891. Los restos hallados constaban de:
una porción de un cráneo, tres dientes molares y un fragmento de un
fémur izquierdo. Hubo una ocultación de información importante, ya que Eugene Dubois no
comunicó el hecho de que no encontró los restos todos juntos, sinó que
los halló separados más de 25 metros en el lecho de un río.

Años después del hallazgo, el propio descubridor confirmó el fraude.
Los huesos se trataban de restos de humanos. La porción de cráneo fue
atribuida a un mono. Posteriormente, la arqueología sufrió un gran
revuelo ya que se hallaron nuevos supuestos restos. Se pudo comprobar la
mentira, ya que se trataba de una rótula de elefante.

El Hombre de Nebraska: en este caso cabe destacar el hecho de
que los evolucionistas inventaron un registro absurdo basado en una
interpretación no científica. Catalogaron al espécimen (del cual
solamente se halló un diente) en una antigüedad correspondiente al
millón de años. Se descubrió el fraude al descubrir que el diente
encontrado perteneció a una especie de cerdos ya por aquel entonces
extinguida. Fuentes científicas de la revista Nature ubicaron a esta especie en Paraguay.

El Ramapithecus: se confirmó que el supuesto espécimen era un tipo de orangután.

El Homo habilis: dicha criatura no es considerada como perteneciente a una clasificación válida ya que los restos encontrados de habilis pertenecen
a monos y además se considera que este grupo de especímenes son en
realidad un conglomerado de piezas que pertenecen a otros grupos de
individuos tales como el Homo Erectus o el Australopithecus.

El hombre de cromagnon es igual al hombre.

El Australopithecus: sin lugar a dudas, la variedad más
conocida ha sido el Australopithecus Afarensis. Más concretamente, el
fósil de la mundialmente conocida “Lucy”. No obstante,
estudios del cráneo, los huesos y el oído interno han confirmado las
sospechas que definían a Lucy como un chimpancé pigmeo.

El Homo erectus. El homo erectus convivía tranquilamente y al
mismo tiempo con el ser humano normal, por lo que no es ningún
antepasado remoto. Los estudios han demostrado que era igual que el Homo
Sapiens actual.

El hombre del Neardenthal: se han realizado una gran cantidad
de reconstrucciones que han mostrado al espécimen encorvado como si este
se tratara de una especie de hombre mono. A día de hoy se ha acabando
aceptando el hecho de que dicha curvatura  era debida a una enfermedad
tal y como se demostró en 1958 mediante un examen a un espécimen de
hombre de neanderthal anciano, el cual padeció artritis tal y como se
pudo demostrar. No cabe lugar a dudas de que el Neanderthal es un
sinónimo claro de la raza humana.

Hoy en día el Hombre de Neanderthal es
clasificado como Homo Sapiens.
A modo de conclusión, cabe destacar que, a día de hoy, nos seguimos
encontrando con la aparición de todos estos personajes simiescos
inventados en los libros de texto que se enseñan en las escuelas y en
las universidades.

La difusión en la enseñanza pública y privada de toda esta ciencia
fraudulenta se viene impartiendo desde siempre bajo las directrices de
los ministerios de educación, los cuales siguen órdenes directas y
estrictas del organismo que controla y aglomera en sus corruptas arcas
todo el patrimonio arqueológico de la Tierra: la UNESCO.



Nota Original