El neofascismo sanitario y el coronavirus


Estamos frente a una dictadura pseudo científica que nos impone un modo de vivir, enfermar y morir. Un sanitarismo  carcelario. Una política persecutoria de virus que se transforma en una cacería de personas y trabajadores, como si fueran bioterroristas. Una epidemiología paranoica y manipuladora de números, destinada a aterrorizar y estigmatizar a distintos grupos sociales.

Bajo la excusa de un sistema de salud perimido y colapsado, se contagia y extiende su colapso a toda la vida del pueblo argentino. Cercenan libertades, cierran escuelas, funden comercios, destruyen la industria y cualquier actividad económica, social y cultural, que aún queda en pie.

Bajo la excusa de un sistema de salud perimido y colapsado, se contagia y extiende su colapso a toda la vida del pueblo Argentino.

La vigilancia tecnológica a la que someten a la población llega niveles absurdos. Quieren controlar hasta los pensamientos y sentimientos de los ciudadanos con ese mamarracho del ciberpatrullaje del humor social. Este delirio de control llega a niveles abismales, como la idea de implantar chips a cada individuo para vigilarlo incluso cuando va hacer sus necesidades al baño. La obligatoriedad de bajar la app “CuidAR”,- a los viajeros  y luego a los trabajadores como condición para circular, van por ese camino.

Este virus, invento de cotillón, tiene mucha prensa amarilla por detrás, lo que nos lleva a pensar que existe un buen sponsor mundial que lo sustenta. La mirada científica queda opacada en su capacidad de observación frente a un objeto de estudio sensible de ser manipulado por la prensa y la política. La salud pública en su afán de establecer la objetividad de sus investigaciones, pierde de vista que el objeto de estudio en el área salud, está compuesto por sujetos democráticos que esperan pacientemente ser tratados como tales. No somos meros números a ser administrados por cálculos matemáticos y logarítmicos. La medicina, se ha deshumanizado en su práctica, la salud pública y  la epidemiología, mal usadas y manipuladas, le siguen los pasos.

Las pandemias y epidemias que aterrorizaron a la humanidad en los últimos 100 años

Imaginemos por un instante qué pasaría si las demás enfermedades prevalentes de nuestro perfil epidemiológico tuvieran el mismo nivel de seguimiento mediático que el coronavirus.  Me refiero a las enfermedades cardiovasculareschagasoncológicastuberculosisdengue, accidentes de tránsitofemicidios, homicidiosadiccionesenfermedades mentalesautismodesnutrición infantilgripe, etc. Entraríamos, por supuesto, en un espiral vertiginoso de paranoia incompatible con la vida. Los servicios de atención médica se verían saturados y la cuarentena, utilizada como recurso sistemático, sería eterna.

La política sanitaria mediática se dedica a transformar lo normal en patológico y lo patológico, en normal. Hay un manejo perverso de la información en salud

La política sanitaria mediática se dedica a transformar lo normal en patológico y lo patológico, en normal. Hay un manejo perverso de la información en salud. Esto no es medicina ni medicina basada en evidencias. Es medicina basada en conveniencias económicas y comerciales. Son los dueños de la «normalidad». Los mismos dueños que patologizan todos los procesos normales de la vida desde el embarazo, nacimiento y hasta la muerte. Los mismos que normalizan las enfermedades crónicas para convertirlas en un objeto normal  de comercialización a largo plazo.

Tenemos que acabar con esta práctica sanitaria vetusta y medieval, sacada del placar de los recuerdos más arcaicos de la medicina. Dejemos de espiar y tratar a los vecinos como delincuentes por querer tomar sol, salir a correr, andar en bicicleta, dejemos de prohibir la integración de los niños en las escuelas y de los niños con trastornos del desarrollo a sus terapias ya que el retroceso se acrecienta día a día. Dejemos de estigmatizar a los adultos mayores, que son tratados como objeto de análisis y administración, que han perdido su autonomía como consecuencia del sobreactuado cuidado para con ellos.

Apelan al instinto más primitivo del ser humano, como es el temor a la enfermedad y la muerte 

Se han destruido de un plumazo todos los derechos constitucionales que tantos siglos y hasta sangre costaron conseguir.  Han coartado hasta las libertades más esenciales del ser humano cómo la de relacionarse con el prójimo y  con la naturaleza. Todo esto se pudo hacer gracias al miedo generado por un régimen autoritario que utiliza la prensa amarilla para bombardear y tiranizar la mente de la población. Apelan al instinto más primitivo del ser humano, como es el temor a la enfermedad y la muerte, ante lo cual el individuo empequeñece y es capaz hasta de entregar las llaves de su propia dignidad y subsistencia.

CP



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