«Es innegable el aumento de las muertes en la nueva era de los inóculos»

Escribe: David Rey

El doctor Leonardo González Bayona ya sabe lo que es estar al borde del colapso, y no tanto por haberlo estudiado como por haber sido, en su eterna mocedad, un deportista de alto rendimiento. En rigor, integró la Selección Argentina de Natación, participó en el Sudamericano de Medellín de 1988, en el Sudamericano de Rosario de 1990 y, en 2011, compitió en la categoría Máster. Él lo cuenta sin engreimiento: “Bajé varios récords argentinos, gané 5 oros panamericanos y quedé ranqueado Nº 7 en el mundo a mis 47 años, con marcas que superarían a muchos chicos de veinte años, siempre haciendo entrenamientos rigurosos. Yo sé lo que es que se te salga el corazón por la boca. De deporte entiendo, tengo un posgrado en medicina deportiva”.

De este modo, Bayona descartó una de las tantas “mentiras” que se han dicho para justificar el inocultable incremento de muertes y desplomes en, justamente, deportistas de elite. Es que si fuera por la “exigencia” actual en el deporte, según precisaron varios especialistas, “yo tendría que estar recontra-muerto”, dijo. Y remarcó: “Existen algunas predisposiciones en deportistas para la muerte súbita, pero es muy específico. Por lo general, un deportista -que entrena y hace actividad física regular- tiene menos riesgo de enfermar y morir”.

No es lo que parece cuando nos enteramos de la abrumadora cantidad de atletas que se mueren, caen desmayados o que inexplicablemente anuncian su retiro nada menos que en el cénit de sus carreras. A no ser, claro, que haya una cuestión “en común” que, más allá del deporte, englobe a toda esta gente. Lo bueno de hablar con el doctor Bayona es que no se las anda con vueltas: «Si una persona recibió un medicamento o un inóculo, más aún cuando es experimental, y sufre un infarto masivo a la semana… no es posible descartarlo como un causal», dijo, en un tramo de la entrevista que concedió a DAVIDREY.com.ar

«Hay una relación entre los pinchazos y las muertes súbitas que debiera ser estudiada, pero llama la atención esta intencionalidad de ocultar y de disfrazar lo que ocurre. Claro que estoy convencido de esto (de que las “vacunas” contra el Sars-Cov 2 causan los desplomes), pero ellos están llegando a la ridícula hipótesis de que es el cambio climático el causante de los infartos», dijo, y tiene razón, si es lo que afirmó, nada menos, el Ministerio de Salud de Israel. Por su parte, hace unos días, Bayona revolucionó las redes con algo demoledor: en menos de seis meses, dos futbolistas de Atlético de Tucumán (Argentina) fallecieron de “repentinitis”. Fabricio Navarro (21) y Andrés Balanta (22) murieron por lo mismo con meses de diferencia, algo que sería insólito para cualquier caminante en el mundo menos para los medios masivos de comunicación, que ni siquiera se preguntan “qué está pasando”.

Leonardo tiene la explicación, tanto como médico como deportista: «A todo deportista de elite o de alto rendimiento se le realiza todos los años una ergometría graduada de máximo esfuerzo, con registro electrocardiográfico de doce derivaciones. También se le hace un ecocardiograma para ver cómo es la estructura del corazón. No existirían tantas muertes súbitas si a la gente se la chequeara. Hay gente que nunca va al médico, y quizás tienen una miocardiopatía hipertrófica y muere de un infarto durante el ejercicio. Esto es la causa de muerte número uno en deportistas menores de 35 años, pero no la enfermedad cardiovascular. Me están hablando de infartos en chicos que no tienen factores de riesgo y que si tuvieran hipertensión no estarían jugando en primera, además de todos los estudios que ya se les realizó para que pudieran jugar. No puede ser que, si tenían una miocardiopatía hipertrófica, no haya sido detectada antes».

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Para el médico y nadador profesional “el aumento de las muertes es inocultable, más allá de que oculten o disfracen la información. Han convertido la ciencia en religión, en algo donde no se puede debatir cuando la ciencia es debate. Los llamados científicos han sido los ‘encargados’ de meterle miedo a la gente, de infundir terror, de desinformar. Las sociedades científicas están manejadas por inescrupulosos”.

Pues bien… como ocurre siempre, no sirve ir del médico si luego uno no hace lo que el médico te dice que hagas. De modo que de nada valdría copiar aquí la interminable lista de deportistas fallecidos (que ya dio vueltas por todos lados) si no aplicamos la lente del sentido común para observar qué demonios es lo que ocurre. Y lo que pasa allá, en el mundo de los conocidos, es lo mismo que pasa acá, solo que allá es un poco más embarazoso disfrazarlo. No vale la pena gastarse en densas explicaciones o estadísticas… cuando quien escucha está decidido a no querer escuchar, ya sea porque le conviene, ya sea por cobardía, ya sea por innata condición de tonto.

El caso es que uno, al médico, va para que lo cure. Y algunos médicos, como el doctor Leonardo González Bayona, sí que tienen la cura para esa dolencia desinformativa que tanto nos aqueja. La buena noticia es que, esta vez, no nos prohibió las hamburguesas ni la cerveza:

«A la gente hay que decirle que apague la televisión, nos siguen tomando el pelo. Hay que decirles basta», dijo.

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